Historias del subdesarrollo.
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Letizia, modelo guaperrima del pintor argentino Fabian Perez, se aventuro el dia de hoy a pasar a nuestro salon para admirar la obra en exhibicion, charlar un rato con el personal y sobre todo, con el pulquero en jefe, del cual, segun la prensa del corazon, habia escuchado maravillas.
--Quiero conocerlo, dijo la mujer con delicioso y algo pícaro acento porteño.
Al mirar a tan inusitada beldad entrar y dirigirse a la barra con sinuosos y provocativos pasos, El Pelucas y El Curro Copetes, quienes atendian el changarro en esos momentos, se quedaron atónitos y boquiabiertos; en su vida –me contaron después- habían visto tan de cerca un ejemplar de tal trapio.
Cuando la monumental mujer se acomodo con mundana soltura y movimientos felinos en uno de los bancos de la barra, el par de brutos no solo no supieron que hacer, sino que, en vez de recibirla con cortesía y de atenderla como los hemos entrenado repetidamente y hasta certificado (por la UVM, you know), nuestros atolondrados pulque-servidores se quedaron mudos y pálidos; petrificados, alelados.
Pero lo peor y más vergonzoso aconteció cuando la modelo los miro a los ojos y les dijo, aproximando sus generosas formas al filo de la barra:
Cuando la monumental mujer se acomodo con mundana soltura y movimientos felinos en uno de los bancos de la barra, el par de brutos no solo no supieron que hacer, sino que, en vez de recibirla con cortesía y de atenderla como los hemos entrenado repetidamente y hasta certificado (por la UVM, you know), nuestros atolondrados pulque-servidores se quedaron mudos y pálidos; petrificados, alelados.
Pero lo peor y más vergonzoso aconteció cuando la modelo los miro a los ojos y les dijo, aproximando sus generosas formas al filo de la barra:
--Vamos, amores,…que no hay nada de beber para esta amiga del patrón?
Entonces, los dos valientes galanes, reconocidos azotes de las mozas del barrio y consumados piropeadores, asustados como conejos, se escondieron detrás y no salieron ya, ante la pena ajena que sintieron algunos parroquianos que asomaron la nariz para observar a la bella visitante desde sus barricas de neutle.
P´a vergüenzas no paramos con este personal. Más vale que seamos tolerantes. Como dijo mi compadre John Keneth Galbraith, son problemas del subdesarrollo.
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Letizia, oleo de Fabian Perez, artista argentino contemporaneo. Ver su obra en
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