jueves, diciembre 17, 2009





Play it, Sam, sing it, Sam...

  The fundamental things apply in Cuatro Cienegas as time goes by...

El café de Rick es imaginario, igual que su dueño y que toda la historia que se narra en "Casablanca".
Hoy, en este establecimiento imaginario nos convertimos en sucursal de aquel, tambien virtual, aunque sea por unos momentos y con sesenta años de diferencia.
Es solo para ver un trocito de una de sus escenas mas emblemáticas; de cuando Ilsa (Indrigd Bergman)  le pide al negro pianista Sam (Dooley Wilson) que cante una vez mas aquella canción:
  --A kiss is just a kiss
  --A say is just a say...
para que al escucharla desde su oficina, arriba, se aparezca como un halcón herido, el galanazo patron  Rick (Humprey Bogart) enfundado en su terso smoking blanco, y, se desmorone todito, toditito, al ver sentada en una mesa, junto al piano de Sam, a su antigua amante que lo había dejado una vez plantado en la estación de trenes de París, en el 40, cuando éste era una fiesta interumpida por la ocupación de los nazis...
The time goes by...
and goes...
and...
La pelicula Casablanca no era mas que un churro; era de aquellas de relleno que los comercializadores filmicos del Distrito Ferderal y de Monterrey en este caso, enviaban a los pueblos para su rodaje y recuperación de lo que se pudiera de morralla.
Hoy podríamos imaginarnos por ejemplo, sentados frente a la pantalla del "Cine Terraza Tropical" de Cuatro Ciénegas, en una noche de verano de principios de la sexta década del siglo pasado, transfigurada en el "Cinema Paradiso" de la Italia provinciana contemporánea, con todo y sus personajes equivalentes.
Acá en Ciénegas, el añadido a las remembranzas de este filme serían los fantasmas de Pepe, Popo y Herlinda, con sus muéganos correosos y sus yukis de tamarido y su interrumpir la función para ver pasar el nuevo satélite de los gringos, asombro estelar que noche a noche surcaba los cielos de Coahuila, mientras en la rocola de la plaza, en la nevería de Cachas, sonaban La Hiedra y Nunca en Domingo y acaba de llegar, arrasando, bailen todos, que es el Florida Twist.
Te acuerdas, Miguel, te acuerdas, Alejandro?...se acuerdan que ni Rick, ni Sam, ni la bella Ilse, ni el jefe Renault nos quitaban el sueño en nuestros plácidos catres de lona,  debajo los nogales y al lado de la pantalla de los Treviño que se estremecía con los motores del avión de Lisboa que nos tenía que salvar a todos?
Ay, ay, ay!...que le traigan un elixir doble de Huitzila con un curado de limón de chaser a este pulquero cieneguense-marroquí, quien, por cierto, ya lleva diez años sin fumar; de otra suerte, al ver por vigésima sexta ocasión Casablanca, tornaría a sentirse Rick, y no solo eso, sino que comenzaría a jumear hasta por las orejas y a hablar gangoso, gangoso, a causa del sorronche y los Camel sin filtro...o eran Gitanes, o Gauloises?...quién sabe.
...The time goes by...y pasa un día y pasa un mes...
El retorno de Rick a su querido Nuena York se mira cada vez mas lejano. En su tierra nadie lo espera ni lo extraña. Ferrari, el corruptazo fantoche de la paja en el ojo ajeno, sólo por joder, le insinúa que su misterioso exilio se debe a que se había robado las limosnas de una parroquia o algo por el estilo.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Gracias por compartir esta memoria.

Saludos cordiales,

Pedro M. Treviño

Jose Treviño dijo...

Como no traer a la memoria esos lugares tan llenos de magia y esperanza. Sin duda inmortales.