viernes, junio 18, 2010

Asuntos del género:
Va de pulquerías.

No es que nos hayamos olvidado el género nuestro, por andar de veleidosos, hablando de lo jodido que se encuentra el país en todos los aspectos; de las vergüenzas nacionales, del presidente espurio que padecemos, y que día con día nos sorprende con nuevas mentiras y engañifas, o de los miserables y corrompidos empresarios y eclesiásticos totonacas, o de otros tópicos candentes que nos trae cotidianamente nuestra distinguida clientela y acostumbra glosar luego en memorables tertulias bañadas con los mejores pulques de los llanos y otras regiones del altiplano.
Vaya aquí una entrañable evocación de aquellas chispeantes fiestas del espíritu del humor que tenían lugar todos los viernes por la tarde en un recinto de singular prosapia, debido al magistral discurrir de la grey asistente: la cantina La Negrita, de Mérida, Yucatán, en los felices años ochentas. No se si aún se escenifican las sesudas e hilarantes tertulias; si es así, y el elenco actual conserva lo castizo del antiguo, incluyendo a su cantinero concertador, La Ranita, deberían declararlas Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Las sesiones de La Virtud, por cierto, muy pronto podrán ser vistas en todo el planeta en vivo y en tiempo real, ya que instalaremos una web cam en nuestro salón principal, como en la Tremenda Corte de la Nación.
Este antro virtual de sesteo, trasiego y solaz de musas y faunos es, ante todo –como reza el cartelito de arriba- una galería con expendio de pulque en la trastienda (y que opera, no lo olvidemos, sin contar todavía con la bendición papal de rigor).
El pulque es pues el elemento que aporta sustancia vital no solo a su discurso existencial, sino a toda la fenomenología de sus disquisiciones y avatares temáticos.
En esta entrada presentamos una imágen del arribo mañanero del género a un clásico establecimiento del ramo en la ciudad de México, en los años tempranos del siglo pasado; y otra, facsimilar de la Canción del Pulquero, de una de aquellas hojas que elaboraba con su ingenio y su buril don José Guadalupe Posada en la Imprenta Vanegas Arroyo.


Para apreciar en toda su exquisitez esta última, se sugiere pinchar en la imagen.
Si alguno se la quiere aprender de memoria para impresionar a alguna moza, le rogamos consultar primeramente a su confesor.
Asimismo, nos recuerda Curro Copetes, nuestro pulqueservidor estrella y ex-bandeillero de Apizaco, que dejemos bien claro que no respondemos por lo que pueda suceder a quién tenga la ocurrencia de cantársela al oído a su amorcito sin antes haberse enjuagado con Astringosol la cavidad bucal, para eliminar todo rastro del aroma delicioso del licor del maguey.
Ay, ay, ay,
Tu pestaña adormecida
y el fuego de tu pasión,
son los que le dan la vida,
a mi pobre corazón.

2 comentarios:

Xavier González Fisher dijo...

Oiga Eminencia: ¿Este banderillero del corrido, no es el mismo que se anuncia como "El Pulques", verdad?

Armando Moncada dijo...

No, Magister, se trata, de seguro de algun conocido y coetáneo de Posada, allá por los albores del siglo pasado.
"El Pulques" -you know- es un simpático y humilde banderillero, padre, por cierto de un matador y un novillero, en activo todos, y tlaxcaltecas, al igual que nuestro pulqueservidor "Curro Copetes", a quien el destino un día le escrituró el trocar el terno de plata por un mandil y por el gozo de una fama virtual de que nunca gozó en sus correrías taurómacas por esos pueblos de Dios.
Saludos.