viernes, agosto 20, 2010

Las rucas de vacaciones.
A mitad de agosto nuestro Departamento de Mujeres se encuentra desolado, vacio, como si hubiera bailado el diablo.
No se escuchan los rumores, cuchicheos, carcajadas y lamentos propios del personal femenino que suele venir a probar nuestros curados o a llevar cubetas de neutle a su casa o a su club de jardinería, o a las reuniones de la vela perpetua.
Se extraña la algarabía que a veces nos llega hasta acá, hasta la barra de La Virtud. Se echan en falta los bellos rostos asomándose al salón -cuidadosamente, para no ser vistas, se entiende- cuando llegan a éste recinto personajes famosos o importantes, o el señor obispo y el padre Grillo. O, cuando se anima el cotarro, como en días pasados, en que el poeta Froylán y el Orejano echaron versos floridos que caldearon el ambiente de tal manera que la parroquia en pleno, soliviantada por esos influyentes agitadores sociales, acabó la sesión con tan estruendosas mentadas de madre a Flores Tapia y al pelele Fe-cal, que hasta el gendarme del barrio asomó la naríz para indagar que pasaba.
Se extrañan por ejemplo, las irrupciones volcánicas de la señora consorte de nuestro estimado cliente, el fino y caballeroso licenciado Memijes en el salón. Suelen ocurir cuando a éste se le pasan las cucharadas y no llega a tiempo con el encargo de las tortillas a su mansión: entonces, sin ningún recato y en trance de fúrica Gorgona, la dama se apersona en el umbral del gran salón de La Virtud con los brazos en jarras, desafiante y bufando. Después de un rápido paneo con la mirada, localiza al viejo entre la clientela y se le deja ir como si fuera un halcón de presa, con la mano del metate en alto, hasta la mesa donde se encuentra, conminándolo a gritos a que se vaya inmediatamente a dormir la mona.
Dicen que nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde. No es para tanto.
Ni siquiera las hemos perdido del todo (bueno, habrá más de uno que lo desearía fervientemente).
La ausencia de "ellas" solo será por unos días.
El caso es que todo el viejerío se ha ido de vacaciones a las playas de Mazatlán.
Unos días, je-je,...suficientes para que sus viejos echen a retozar el gato...Juyyyyyy!!!

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