lunes, febrero 21, 2011


Historietas aldeanas...
Panistas laguneros en Los Pinos.

Se perciben a sí mismos como aristócratas, se dicen de sangre azul, forman un núcleo que se alimenta y se refleja en una pretendida unidad social, moral y hasta racial que se auto-disfruta y se solaza, admirándose a sí misma en los escenarios que han construido para segregarse de la perrada, del pópulo, en la región lagunera.
Se miran, se admiran de reojo y disimulan sus envidias por la fina ropa que llevan o por la lap top recién comprada en Mac Allen; se encuentran y reconocen en el eventos organizados por sus hermanos legionarios, o el tec o la ibero.
Se soportan entre ellos en el bar de El Club Campestre y entre ellas se odian cordialmente, haciendo jogging  en la colonia, en misa de doce y, por supuesto en el club de jardinería o en bodas y pachangas suntuosas, a las que no cualquiera es invitado.
Tempranito, el domingo salen ellas o ellos mismos, (porque no hay sirvienta) a buscar los periódicos al Oxxo o al puesto de la esquina, para ver si aparecieron en las páginas de sociales: abren con avidez El Cirio de Torreón y lo hojean con emoción para encontrar las fotos en la última cena con el señor obispo, o pisteando relajados y orondos en un jardín de San Isidro con los cuates de La Pereyra, o, con toda la familia en la pasada fiesta de cumpleaños del tío concanaco (aunque allí se hayan colado los primos feítos de Matamoros).
Se hinchan de placer cuando aparecen retratados a todo color al lado de cualquier jugador del Santos, golfista regio de moda, o de alguna ruca emperifollada, de oscuras ojeras y narices  de camello, máxima expresión de la alcurnia fenicia, creme de la creme del segmento exitoso y mundano de la comarca.
Son, en lo político, en mayor o menor medida, panistas.
Algunos, también pri-panistas, y otros, ya en confianza y con una chela en mano, se descaran y blofean:
--Pues Yo, (nótese el Yo con mayúscula)...como dice mi ápá, cuando hay que ser panista, soy panista, y cuando hay que ser príista, pos soy del PRI, según, ...ves?
Y si se trata de apoyar a nuestros candidatos, pues vamos a donde sea, con tal de que nos paguen el avión, los güisquis, y un buen hotel de cinco estrellas
--mínimo, guey!
--A México?...a qué vamos a México, si hay mejores cosas qué comprar en Monterrey o en San Antonio?
--o en Las Vegas, guey!
Claro, les encanta salir en las fotos. Bueno, no en todas.
La foto de arriba no les gusta nada a estos conspicuos personajes. Es que ellos son de muy buenas costumbres; nunca andan orinando donde no se debe, y jamás se agandallan los camarones grandes de la paella cuando se sirven en una comida buffet en la que nadie los conoce, como lo hicieron el otro día.
La mirada de un travieso fotógrafo ocasional armado de un Blackberry con zoom y hig-res, sorprendió mal parados (mal sentados) a algunos de ellos, hace poco tiempo, en en la capital mexicana.
Estaban presentes muy orgullosos y elegantes, en una comida de apoyo a un candidato del PAN de su tierra en los bellos jardines del salón de fiestas conocido como “Los Pinos”, en el D.F., ya a medios chiles y algo desinhibidos y desinhibidas por los chupes de gorra, cuando de pronto, les dieron ganas de vaciar el cuerpo.
Como buenos provincianos engentados, también les dió veguenza ranchera el preguntar dónde se encontraban los sanitarios por lo que, viendo lo verde y tupido de la floresta, pues, allí mero les salió lo francote y lo sencillote de sus costumbres.
Óoooiga usted,... qué penoso!
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Imágen propocionada por  La Cutis Murra, conocida socialité de Torreón y perredista de closset.

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