martes, diciembre 18, 2012

Aviso a nuestros parroquianos, con motivo del fin del mundo.

La casa tiene a bien anunciar a sus clientes, parroquianos, feligreses, valedores, amigos, enemigos (así como también al personal que solamente pasa rapidito a nuestro cabinet de toilette) que, con motivo del Fin del Mundo anunciado para el próximo día veintiuno de los corrientes, las puertas de este expendio de ambrosías y sorronches permanecerán abiertas en el horario de costumbre.
Sin embargo y para el efecto, nuestro Consejo de Administración, Festejos y Burundangas ha dispuesto las siguientes medidas:
1.- Se comisiona a la señora Chencha, la de la tortillería de la esquina de la plaza para que nos mande avisar con algún chiquillo cuando allá afuera comience a tener lugar el magno evento.
2.- Se notifica a proveedores, acreedores, cobradores y sableadores que no se realizará ningún pago de último minuto, entendiéndose que lo que deban a terceros los distinguidos caballeros presentes en el salón es cosa de ellos nadamás.
3.- Una vez recibido el recado de doña Cencha de que ya se va a acabar el mundo, nuestro personal pulque-servidor a su vez lo hará saber inmediatamente a la clientela presente en el salón. 
Para ello El Pelucas pasará a interpretar la Marcha Zacatecas en su saxofón a todo pulmón y descubierto y de pié sobre la barra. 
Acto seguido El Orejano interpretará a capella el Oh Patria Mía, de Verdi, desde el interior de la barrica mayor, conocida con el cariñoso apelativo de La Chata, que posee una acústica y una resonancia formidables.
4.- A partir de ese momento se servirán gratis todos nuestros caldos y elíxires hasta que sobrevenga el meteoro de marras. 
5.- En caso de que al cabo de media hora no ocurra nada, (o sea que la profecía maya sea, como lo vaticinó el poeta Froilán, un pinche fiasco) y el planeta continúe girando sin contratiempos ni cataclismos gravitacionales, una comisión de notables integrada por lo más selecto de la grey de La Virtud se dirigirá con la mayor solemnidad a la residencia del señor Obispo. 
Se le invitará a echarse unos pulques con nosotros, a efecto de calmar los nervios luego del susto.
Después, lo que se tercie.

Y si a su ilustrísima -tan generoso que es- le apetece corresponder a nuestro envite ordenando traer al acreditado y famoso Cuadro de Baile Parroquial de la colonia Guacamayas para redondear la celebración, pues qué mejor para todos.
Como es del conocimiento público, el docto prelado patrocina deleitosamente y financia de su peculio a este afamado ballet del barrio, por lo que nos daremos por  halagados in excelsis y brindaremos todas las facilidades técnicas y escénicas para que su bello elenco se desempeñe sobre la pista con la soltura y gracia que lo caracterizan, frente a la culta y distinguida concurrencia que nos acompañe en ocasión del esperado evento del Fin del Mundo. 
Nada más.  

3 comentarios:

Xavier González Fisher dijo...

Oiga Eminencia, ¿y si al prelado en correspondencia, se le ocurre "invitar" unas copiosas del de "consagrar", en dónde se hará la consumición? Pregunto, para tener completa la ruta del itinerario...

Xavier González Fisher dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Armando Moncada dijo...

Con conocimiento de causa nos atrevemos a afirmar que esos señores ya no invitan beberecuas espirituosas a quienes los visitan.
Ya no ofrecen ni chocolate, como en las viejas historias. Hoy, si acaso, te dan un vasito desechable con Fanta o refresco de cola genérico. Eso, si te mochas antes con una buena "aportación voluntaria"