lunes, julio 08, 2013



Por una nueva doctrina electoral:
Lana mata sufragio (y hazle como quieras, gwey)

 Únicamente los despistados que todas se las creen, los papanatas, y sus pastores los locutores levanta-cejas del canal de las estrellas piensan con sinceridad que las elecciones del pasado domingo siete (domingo siete, je-je) fueron un ejercicio democrático ejemplar en el que se respetó la voluntad del pueblo, etc., etc.
Todo lo contrario: se trata de una calamidad anunciada que ahora sí nos ha caído completa y sin atenuantes. Se veía venir, se nos vino encima el chahuistle.
Las excepciones no son mas que un elemento decorativo para confirmar la regla y endulzar el café.
 Por todo el país se ha repetido lo mismo que sucedió hace un año. Los resultados están a la vista.
El cochinero electoral de siempre, adornado ahora con un añadido emblemático propio del post modernismo de copete, vaselina y cuello blanco que se ha apoderado de la conciencia, los bienes y la voluntad de este pueblo que lo permite: el cinismo sin falsos pudores de las clases dirigentes. Quítate que ái voy.
Ahora solo falta que la próxima “reforma estructural” sea la flamante Doctrina Electoral de la República de Toluca, debidamente avalada, eso sí, por los partidos que conforman el Pacto. Los cimientos ideológicos del naciente marco normativo de la política electoral son claros, contundentes e inobjetables –os acordáis, Chencha?-...y breves:

   --El poder público no se gana; se compra, se negocia, o se hereda.

 En medio de las cataratas de bazofia mediática que en los próximos días pretenderán convencer a la anestesiada y remisa ciudadanía de que los pasados comicios fueron limpios y ejemplares, pocos estudiosos de la vida pública mexicana ofrecen una interpretación inteligente y una expresión analítica precisa de lo que ocurre, como lo hace el coahuilense Julio Hernández López, quien desde ya, nos dice en su Astillero de hoy:
..."el presunto sondeo indirecto sobre la gestión de Peña Nieto, que habrían sido estas primeras elecciones bajo su rectoría, arroja un saldo desoladoramente negativo. No había ninguna razón para pensar lo contrario, pero este domingo se confirmó de manera apabullante que el arsenal de malas artes con el que se adquirió la Presidencia de la República el año pasado es ya una política sexenal oficial. Los niveles de violencia y de descaro defraudador no se habían visto en otros comicios, pero frente a ellos no hay organizaciones partidistas confiables ni vigorosas.
De mantenerse en próximas elecciones las tendencias observadas ayer, las expectativas de cambio desde las urnas quedan seriamente lesionadas. Las denuncias y acusaciones presentadas por los principales partidos contendientes no necesitan mayor explicación: el PRI-gobierno impone reglas fácticas y acomoda resultados mediante dinero y violencia, mientras la desgastada y desacreditada oposición (PRD y PAN) se acomoda entre denuestos evaporables para seguir con la farsa de la lucha democrática”. Aquí el texto completo de su artículo.
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
Collage anónimo tomado de la red; cartón del monero Hernández, but of course.

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