jueves, diciembre 12, 2013



COMPRAN LA PRESIDENCIA, VENDEN A LA PATRIA.
(La suerte esta echada, igual que el pueblo mexicano)

Los indignos senadores y diputados de los partidos de derecha, PRI, PAN, PVEM y PANAL han consumado el crimen largamente anunciado.
Lo han hecho al más puro estilo salvaje y fascista: mediante la fuerza bruta, en montón, como los cobardes.
Se cansaron de escuchar las voces de la razón y de simular el debate. Pisotearon la Constitución y se burlaron de los procedimientos camarales. Dieron el zarpazo descaradamente. Fue un manotazo final, un golpe seco.
Es la victoria cultural de los traidores a su país, de la minoría rapaz, insaciable e indecente, ebria de poder, ciega, frenética que hoy lo gobierna ilegítimamente.
Aprobaron el despojo a la nación de sus recursos energéticos. Le quitaron a México del dominio de su riqueza estratégica. Es un agravio a la nación y a su historia.
Privatizaron el futuro de sus hijos y lo convirtieron en utilidad neta para unas cuantas empresas extranjeras.
La farsa en la cámara de diputados llegó a extremos inenarrables: en el camino del edificio del senado, alteraron delincuencialmente la minuta aprobada y le añadieron lo que quisieron para profundizar y ampliar los términos del saqueo y hundir y humillar aún más a México. Acto seguido, los envilecidos diputados la aprobaron de prisa, sin discutir un solo punto, en un recinto ajeno a su cámara y protegidos por un cerco de granaderos y tanquetas digno de las más infames dictaduras.
Falta todavía la aprobación por la mayoría de los congresos estatales, pero eso será un día de campo; los gobernadores se frotan las manos, les lloverá maná del cielo para animarlos a convalidar el atraco.
Todos los criminales tienen nombres y apellidos. Ahí están, la clase política está a la vista de todos.
Hicieron retroceder la historia un siglo y medio. México parece no tener remedio. La suerte está echada.
Los fantasmas de Santana y de Victoriano Huerta revolotean sobre el cielo patrio y sus carcajadas resuenan helando la sangre.
¿Y el pueblo? Bien, gracias. Lo habían preparado cuidadosamente. Se encuentra ausente, anestesiado, echado, como su suerte.
En cualquier país decente, digamos Uganda, o Haití, la turbamulta estaría ya en las calles formando barricadas. En México las únicas turbamultas son las que hoy doce de diciembre se dirigen a la Villa de Guadalupe y a los centros comerciales para hacer las compras navideñas.
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Texto de la imágen: Pedro Miguel, www.navegaciones.blogspot.com


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