jueves, marzo 06, 2014


Fabulillas efímeras del merolicazo y la justicia mexicana...
Honda filosofía procesal.

Aquella mañana del año del 2014, después de rebuznar lo que se consigna en este cartón, el merolico de Guanajuato se levantó del banquillo de los acusados, se sacudió las manos, dio un par de golpes con sus botas en el pulido piso de la Sala de Audiencias, se caló su sombrero tejano y exclamó:
   --Con sus permiso, señores, es todo lo que tengo qué declarar... 
   --Vámonos, Martita.
Entonces, los honorables ministros de la Suprema Corta, el señor prevaricador general de la nación, el señor secretario de la Disfunción Pública, y el señor arzobispo, desde lo alto de la tribuna, le contestaron a coro con solemnísimas y graves voces:
   --Señor licenciado: Después de escuchar con gran interés republicano y de estudiar las sólidas bases jurídicas de sus argumentos esos del cochinero y el lavado, declaramos unánimemente que son absolutamente claros, contundentes, inobjetables y apegados a derecho....Es todo, puede usted retirarse, no hay delitos qué perseguir.
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Cartón de El Fisgón.

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