viernes, junio 19, 2009

Adios a una dama ejemplar


Ha muerto en Santiago, a los 94 años de edad, Doña Hortensia Bussi, viuda del presidente martir Salvador Allende.
Igual que la de su marido, su vida es un ejemplo de dignidad y congruencia con sus principios, ideologia y patriotismo.
No solo Chile esta de luto; lo estamos todos.
Me cabe el privilegio, si no de su amistad, si de su charla ocasional y del saludo que me invariablemente me devolvia con una sobria sonrisa, cada vez que la veia entrar o salir, discreta y sencilla, en su casa de exilio mexicano de la calle Morena, en la colonia del Valle.
Corrian los años setentas y todo el horror del golpe brutal estaba aun reciente y su pais ensangrentado.
Yo vivia a unos pasos, sobre la avenida Amores; doña Tencha era una vecina distinguida, como lo eran tambien por aquellos años y cada uno en su medio, Alfredo V. Bonfil, Carlo Coccioli, el Doctor IQ, Fernando Marcos y Don Damaso Cardenas del Rio, residentes de esa hermosa area de la colonia.
Aunque siempre quise acercarme a la señora Bussi y prolongar la conversacion cuando ella me honraba con algunas palabras de charla de acera, nunca me atrevi a hacerlo por el enorme respeto que me infundia:
Deseaba contarle de como me toco vivir aquellos dias agustiosos de septiembre del 73, al otro lado del atlantico y en visperas de una guerra anunciada que finalmente se produjo, y de las circunstancias en que me sorprendio la noticia del perverso atentado en Chile. De la noche que, ensombrecido por las palabras del noticiero de la hora de la BBC, me fui enterando de los hechos, apretujado a bordo de un colectivo pollero en la mitad de la carretera entre Jerusalen y Tel-Aviv, mientras se detenia el trafico para dar paso a la artilleria antiaerea y a los pesados tanques del ejercito israeli que ya se encontraba en maxima alerta de guerra y que yo podia tocar con las manos desde la ventanilla por lo estrecho del camino en el desfiladero de Bab-el-Ued.
Tampoco pude contarle que, mi amigo inolvidable y maestro en el amplio sentido del termino, el diplomatico Reynaldo Calderon Franco, a la sazon Consejero de nuestra embajada en Israel, al ser transladado a Chile por el Presidente Echeverria, seria el encargado de operar el complejo y hasta heroico proceso -todavia inedito- de rescate y auxilio a disidentes perseguidos por Pinochet, que nuestro gobierno puso en marcha urgentemente en Santiago por medio del entonces embajador Gonzalo Martinez Corbala.
Esas cosas que nunca pude contarle a la viuda de Allende no eran mas que ordinarieces de un joven perplejo ante a la cercana observacion de tan impactantes sucesos.
Que le iba a importar a aquella doliente mujer el anecdotario de un desconocido -asi fuera su vecino- en los lindes de su infinita tragedia personal?
Fue una gran dama. Siempre la altura de su esposo.

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