Rojo, amarillo y morado
Demonios en Madrid?
Que si, Pichi, que viva
la Republica!
la Republica!
Hace un cuarto de siglo pasadito, el cantante José Luís Perales hizo popular una canción de chunga que hacia burletas de un Madrid que cambiaba de piel y arrojaba a la basura sus chulerías y se meaba sin miramientos en el encanto de las corralas y hasta en el pedestal del oso y el madroño.
La pieza se llamaba, creo, "Demonios en Madrid" y era tan ingeniosa y pegajosa como los propios compases del chotis callejero que parodiaba. Se puede escuchar en nuestra sinfonola, abajo, hasta el fondo de la pagina.
Era un aquí estoy de la modernidad que llegaba pisando fuerte, sin ningún respeto para el cadáver emplumado y putrefacto que reposaba ya (por la gracia de Dios) en el Valle de los Caídos.
El gato se echaba a retozar en Las Vistillas y en Carabanchel; las madrileñas se despojaban de la peineta y alguna otra prenda incomoda para ir mas al gusto del cuerpo y de los tiempos, mientras en la Gran Vía se extinguían poco a poco los bigotitos a lo facha y comenzaban a desvanecerse para siempre los serenos y los piropos castizos de Chamberí.
El querido profe Tierno se trepaba en una escalera y piolet en mano removía las placas esmaltadas de las calles de la villa que desde el 39 lucían nombres obscenos de asesinos y genocidas; Cebrían volaba muy alto en las alas de su diario El País, Antoñete anunciaba su enésimo regreso a los ruedos, y el pulquero de La Virtud aterrizaba seguido en Barajas, de paso a su patria, aprovechando los regresos de viajes de trabajo en paises rubios y helados, y luego se echaba a la calle andando, a Casa Labra y de allí al Abuelo y a otros templos sacrosantos del rumbo, para cargar las pilas. Mezclado entre el gentio, se contagiaba y entonaba el espíritu para la tremolina.
Entonces exclamaba, sintiendose profeta (de banqueta):
--Ah, que maravilla de España, que así como te vi en los tiempos malos, y así te miro en el comienzo de los buenos, ojalá tenga la suerte de verte en los mejores, en el siglo entrante. Si ahora, recien despierta de un mal sueño, estas que no la crees de espabilá y arrolladora, qué será dentro de veinticinco San Isidros!
Y no olvidando a mas de cuatro que soñaron durante media vida con gritarlo allá, pero que el tiempo (esa abstracción azoriniana, ingrata y cruel, que a veces produce vertigo) y el infortunio del destierro no los dejaron, el salon de La Virtud, acá, se enguapece, pintado de rojo, amarillo y morao, levanta a la voz muy alto, y lanza un sonoro
VIVA LA REPUBLICA!!!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario