jueves, enero 21, 2010


Automatización imparable; habráse visto:
 ¡Un confesionario electrónico!

Contra lo que muchos se imaginan, en esta Galería-Pulquería somos bastante conservadores, sobre todo en lo que respecta a las costumbres antiguas y clásicas del sector que nos legaron nuestros antepasados.
Pujamos con fuerza y nos oponemos a que la modernidad arrase con las viejas tradiciones de la pulcata.
Ya relatamos cómo una vez, no hace mucho, mandamos a freír espárragos a unos yupis del Tec que vinieron con la monserga de intentar asesorarnos para hacer de La Virtud una empresa de clase mundial, según decían, con ISO-300 mil y toda la cosa.
Descubrimos que lo que querían los mercaderes en realidad era vendernos un mísero diploma en inglés, expedido por una supuesta organización certificadora que luego supimos era patito, o sea, balina. La habían constituido unos juniors informáticos regiomontanos triunfadores y estaba registrada en Falfurrias, Tejas. Los muy pillos manejaban todo un rollazo truculento para engañar ambiciosos ingenuos, de esos a los que se les caen los calzones y ponen los ojos en blanco al escuchar palabras doradas, como "americano", o "liderazgo empresarial".
En otra ocasión, nuestro Board of Directors o Junta de Gobierno rechazó por unanimidad una iniciativa para reconvertir tecnológicamente el servicio, mediante la instalación de medidores de flujo automáticos para servir las raciones de tlachicotón. No iba a funcionar jamás. Y luego, pues, qué íbamos a hacer con nuestros fieles y folclóricos pulque-servidores?

Sin embargo, no todo es cerrazón al progreso tecnológico y a la incorporación de robots y sistemas automáticos para todo lo que se le antoje a los mercados y a la globalización.
En La Virtud también somos buenos para los refranes: con aquél que reza: “hágase la voluntad del señor en los bueyes de mi compadre”, saludamos con admiración el gran paso que han dado los jesuitas en la parroquia de San Jerinfondio Mártir, localizada en la risueña población de Bollullos de Pajuela, España que, según vemos en el video adjunto, ha instalado un revolucionario sistema para dar la confesión a la feligresía en estos tiempos en que hay tan severa escasez de curas.
Enhorabuena por atreverse, automatizarse y dejar las telarañas del pasado. Hay que estar con los tiempos!
Las inteligencias mexicanas que empollan en la ibero ya estarán tomando nota.


2 comentarios:

Xavier González Fisher dijo...

Ilustrísima: Resulta de interés los desvíos que se pueden aplicar a la tecnología, en perjuicio de los creyentes.

Por eso algunos amigos comunes se vuelven refractarios a ella, como el ínclíto "Cajero", quien jura que primero irá con su artrítica osamenta al reservado del averno, que usar una computadora u ordenador como dicen los puristas de la lengua castellana.

Le envío un cordial saludo desde una gélida Aguascalientes, que participa del "sol de invierno..."

Armando Moncada dijo...

Óle con óle! Cajerito en su mismísima escencia gitana, genio y figura!
.................
Hugo Gutiérrez Vega, el eminente poeta queretano cuenta de una tía suya, a la que algún pariente le regaló una tarjeta de débito; después de pensárselo mucho, se decidió a usarla por primera vez, en un cajero automático. Siguió con cuidado las instrucciones, pero por mas intentos que hizo, no logró obtener nada. Finalmente, la pobre mujer, decepcionada y furiosa, le dió un puntapié a la máquina y exclamo:!pendeja!, antes de alejarse echando chispas.
Saludos