viernes, agosto 26, 2011


Don Porfirio y la pulquería... 

Interesantísima foto de hace cien años y meses en la que se ve al dictador Porfirio Díaz rodeado de sus ministros, caminando por las calles cercanas a Palacio Nacional, seguramente para asistir a alguno de los festejos del Centenario de la Independencia, escoltado por José Ives Limantour, de Hacienda y Justo Sierra, de Instrucción Pública.
Al pasar frente a la pulquería "El Templo de Adonis" que en esos momentos se encuentra abierta, los suntuosos personajes, todos, como si se hubieran puesto de acuerdo, vuelven la mirada hacia otro lado.
  --Sería que algún paisano enfervorecido de sentimientos patrios no se aguantó las ganas al mirarlos tan cerca y les echó un viva! al pasar, aliviándoles el bochorno de haber mirado directamente hacia dicho templo?
  --Será que los augustos señores, marcando el paso con marcial donaire, pero temerosos que tras las puertas del establecimiento se encontrase cierto antiguo camarada o compañero de armas de las campañas de la Reforma y, confianzudo al cabo, con algunos litros de elíxir de maguey entre pecho y espalda, el muy tunante les lanzase un pial a todo pulmón y los avergonzase con un:
  --Órale mi buen,... qué ya no saludas a tus cuates?... no te hagas de la boca chiquita, ándale, vente a echar unos tornillos con los del pueblo, como allá en Tuxtepec...
Eso nunca se sabrá, pues de todos los que salieron la foto ya no queda nadie con vida. La pulcata de bella fachada y mejor apelativo cerró su puertas; a los pocos años vino la revolución y luego México se transformó y más tarde Carlos Fuentes escribió La Región más Transparente.
Solo a las chompetas más calenturientas y pícaras se les ocurriría especular, aventurando qué cosas le hubieran gritado el día de hoy los parroquianos y pulqueros -desde algún antro equivalente- al sujeto que usurpa desde 2006 el mismo puesto que Don Porfirio Diaz.
Esto en el improbabilísimo caso de que el espurio tuviera la osadía de caminar por las calles del viejo centro de la capital mexicana(igualmente rodeado de militares) y sin que antes hubiera mandado cerrar por la fuerza todos los templos que se hallasen en su ruta. Bueno, no todos, los del rezo no. Esos, por supuesto que no.

1 comentario:

Xavier González Fisher dijo...

Es que yo creo, Ilustrísima, que la expresión que se le adjudica al "espurio" Victoriano Huerta, de que "los únicos extranjeros que deben permanecer en México son Hennessy, Martell, Domecq y Buchannans...", más bien la inventaron los afrancesados "científicos" (antecedentes de los actuales "tecnócratas"), que ¿ayudaban? a don Porfis a desgobernar.

De allí que le hicieran caras y gestos al neutle y a los Ateneos en los que se degustaba, porque sus extranjerizadas mentalidades, no les servían para entender las bondades del popularmente llamado "caldo de oso".

Un abrazo.