domingo, octubre 16, 2011

Madrid, 15 de octubre 2011.

Indignación global.

Ayer 15 de octubre del 2011, en casi mil ciudades de más de cien países se realizaron manifestaciones en  repudio de un sistema global agotado, que sacrifica el bienestar de las poblaciones en general para maximizar las utilidades de grupos de empresarios, especuladores y capitalistas, y que tiene por práctica común el castigo a las mayorías cada vez que hay dificultades económicas.
Toma forma y se adueña de las calles el hartazgo de sectores sociales excluidos de la economía y de la política formal, y despojados de futuro, de perspectivas y de un lugar en el mundo.
Ciudadanos de a pie de todas edades pero fundamentalmente jóvenes levantan el puño frente al poder y gritan su enfado y su inconformidad a una clase dirigente irresponsable que ha permitido y auspiciado la grotesca concentración de la riqueza en unas cuantas manos y a los políticos que han cooptado y desvirtuado los esquemas de bienestar de la sociedad y han reprimido proyectos de transformación social y política en  favor de los grandes consorcios dueños del dinero.
Sectores masivos de la población que, como los trabajadores, han sido traicionados sistemáticamente por sus representantes sindicales, vendidos cínicamente a los patrones. Jóvenes que miran el futuro de color negro al enfrentarse cotidianamente al desempleo; jubilados a quienes el sistema les ha escamoteado sus prestaciones, desalojados y desahuciados que ahora duermen en la calle, mientras el banco ofrece al mejor postor la vivienda que no pudieron pagar y cuyo saldo que lograron cubrir con grandes sacrificios no les será devuelto jamás.
Defraudados por empresas que desaparecen del mapa ante la indiferencia de la autoridad; empleados despedidos sin  las prestaciones de ley; amas de casa que miran crecer los precios de los productos de primera necesidad pero no los salarios que reciben sus cónyuges; pequeños empresarios castigados y perseguidos con ferocidad por el fisco, mientras los grandes consorcios y los bancos evaden impuestos impunemente.
Indignados resentidos contra un estado que, no solo no imparte justicia, sino que la vende al mejor postor y que tiene por norma eludir sus responsabilidades como garante y promotor de la justicia y el bienestar de la ciudadanía.
  
Quién lo creyera: en Tel-Aviv!


Indignados, encabronados, millones de personas que gritan:
  --¡Ya estamos hasta la madre de los políticos  tramposos, de los banqueros insaciables y de los empresarios voraces!
Todo comenzó con el libro del venerable abuelo Stephane Hessel (que meses atrás aquí en La Virtud ofrecimos a nuestros parroquianos de gorra), luego vino el 15-M de Madrid con los indignados de la Puerta del Sol.

Ahora, en todo el mundo, desde Hong Kong hasta Buenos Aires y hasta en los Estados Unidos, la mismísima cuna ideológica del abuso global, tumultos de indignados invaden las calles y gritan:
  --¡Occupy Wall Street!
En Roma ayer desfilaron 300 mil; otros tantos en Barcelona y Buenos Aires, y así en las principales ciudades del mundo.


En Wall  Street: Encarcélen banqueros, no manifestantes!
 
En ciudad de México, unos trescientos.

En Torreón, Coahuila, uno de los centros más conspicuos del atraco y la codicia empresarial, del no-pago a proveedores, del pensamiento abarrotero, de la corrupción del gobierno y la cultura de la cleptocracia, y de la incuria y la dejadez cívicas, en un México escarnecido por empresarios, banqueros y políticos, hubo solamente seis o siete jóvenes que se apostaron digna y ejemplarmente con sus pancartas en la plaza principal y fueron vistos con indiferencia por las gentes que pasaban por el lugar.
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