jueves, junio 06, 2013




Hilarante evento en Coahuila...
El señor gobernador lo invitó.

A fines del pasado mes de mayo, Su Excelencia, el Jefe del Estado (otrora libre y soberano) de Coahuila, Moreira II, mandó a sus achichincles a arrear a los arreables ganaderos del rumbo y en un escenario de los que acostumbra montar, los puso frente a conocido merolico del Bajío que llegó hasta la ciudad de Sabinas para ofrecerles sus mercaderías de ocasión.
“Aquí en Coahuila hay una ganadería de primera, ganaderos de primera y un Gobierno de primera”, comenzó rebuznando el sujeto para interesar a los acarreados, convenientemente disfrazado de vaquero y sintiéndose en confianza.
“Vengo invitado por el señor Gobernador y acompañándolo con mucho gusto, una amistad que hemos construido de tiempo atrás”.
Varios de los presentes recordaron entonces que el falso cowboy fue profesor de Moreira cuando este era candidato, en un curso que tomó sobre Buen Gobierno o algo por el estilo, allá en el bonito y prestigiado Centro Fox, propiedad del ensombrerado.
Al término de las cortesías y mutuas alabanzas en las que no se midieron ambos personajes, el anfitrión presentó a los ganaderos acarreados la posibilidad de mejorar la genética de sus hatos a través de la empresa Smart Genetics que encabeza el tal merolico, por cierto, ex presidente de México, y que dice que trabaja con animales de la raza japonesa conocida como Akaushi.
Después del show, según reza un pasquín regional, el ex primer marido de la nación y el prócer de Saltillo comieron juntos, donde compartieron “ideas para fortalecer la industria estatal”.
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Uno de los ganaderos de Sabinas que asistieron al curioso evento nos ha referido los pormenores de la presentación del merolico guanajuatense. De paso ayer en esta ciudad a donde vino a hacer unas compras y a visitar bebederos de postín, llegó a La Virtud acompañado por su primo El Menudo, ilustre parroquiano nativo también de aquellas tierras.
Nuestro visitante, dicharachero y juguetón como es la gente del norte coahuilense, jícara en mano nos ha hecho pasar unos momentos de hilaridad verdaderamente supremos.
Las carcajadas y los aullidos de quienes se encontraban en el salón oyendo el divertidísimo relato se podían escuchar hasta la plaza y hasta la nevería de Don Cuco.
  --Por principio de cuentas –nos dice el ganadero, cerrando un ojo y con una sonrisa traviesa-, a ninguno de los que fuimos a la dichosa reunión nos interesaba una chingada lo que viniera a vendernos ese gwey; lo que queríamos era pasar un rato divertido y gorrearle al Moreira las cervezas y la comida...y a hacerle la barba, que ya ven ustedes que se nos dificulta mucho.
  --¿O qué? ...¿ustedes se hubieran tomado en serio lo que un tipo como Fox viniera a ofrecerles?
  --Sí, chucha, cómo no...ja-ja-ja...¡sementales japoneses p´al desierto!
  --Pos yo, si me permiten -dijo la Lupe mientras nos servía un plato de enchiladas-, yo no le compraría ni una escoba a ese rufián.
  --Todavía fuera yerbita verde...digo, p´al ganado, no sean malpensados -remató un desconocido que asomó la cabeza al salón desde la calle.

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