miércoles, junio 05, 2013


Los "ofendidos" en la conferencia de  Oaxaca. Foto Félix Reyes, Proceso.

Historietas aldeanas...
Se enojaron las comadres.

Dos de los personajes más repudiados e impresentables de los tiempos que corren en la política mexicana y principales comparsas de Enrique Peña Nieto en eso que llaman el Pacto por México protagonizaron un penoso show ayer en la ciudad de Oaxaca.
Gustavo Madero y Jesús Zambrano, presidentes nacionales de los partidos de oposición más importantes del país, PAN (ultraderecha abarrotera y parroquial) y PRD (izquierda colaboracionista y maiceada) respectivamente, perdieron el control y reaccionaron furiosos ante las preguntas de los representantes de los medios en una conferencia de prensa a que habían convocado.
Primero, el panista llamado Maderito El Chiquitito los llamó despectivamente “reporteretes” como parte de su respuesta a una pregunta incómoda (ji-ji) relacionada con la actitud del nefasto Felipe Calderón frente a los caciques locales a quienes protegió y defendió a lo largo de su espuriato. 
Más tarde, el repugnante sujeto del PRD apodado El Chuchobsceno hizo un berrinche y cuestionó duramente a los chicos de la prensa porque lo acusaron de mentiroso.
Se armó una pequeña escaramuza que subió de tono poco a poco, y éstos, prudente y dignamente prefirieron abandonar el lugar (mandar al carajo a los dizque ofendidos, en buen español).
La revista Proceso en su edición electrónica del 5 de junio de 2013 da cuenta del incidente en una nota a la que se puede acceder picando aquí.
Altamente recomendables son los comentarios de los lectores en la parte inferior de su texto. No dejan lugar a dudas sobre la aversión clamorosa que concitan entre los ciudadanos estos dos personajes, ejemplos rampantes de la indecencia, truhanería y miseria moral con que la clase política totonaca -hoy encumbrada y henchida de soberbia- ahoga y envilece a nuestro país.
El comité de comunicaciones y solfeo de esta casa se abstiene de hacer públicas las opiniones de sus parroquianos sobre el acontecimiento, no porque sean harto escandalosas y altisonantes, sino porque los individuos aludidos no nos simpatizan en absoluto. Preferimos historias y personajes de mayor chispa y comicidad.

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