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Los "ofendidos" en la conferencia de Oaxaca. Foto Félix Reyes, Proceso. |
Historietas
aldeanas...
Se enojaron
las comadres.
Dos de los
personajes más repudiados e impresentables de los tiempos que corren en la
política mexicana y principales comparsas de Enrique Peña Nieto en eso que llaman el Pacto por México protagonizaron un penoso show ayer en la ciudad de Oaxaca.
Gustavo
Madero y Jesús Zambrano, presidentes nacionales de los partidos de
oposición más importantes del país, PAN (ultraderecha abarrotera y parroquial) y PRD (izquierda colaboracionista y maiceada) respectivamente, perdieron el
control y reaccionaron furiosos ante las preguntas de los representantes de los
medios en una conferencia de prensa a que habían convocado.
Primero, el
panista llamado Maderito El Chiquitito los llamó despectivamente “reporteretes” como parte de
su respuesta a una pregunta incómoda (ji-ji) relacionada con la actitud del
nefasto Felipe Calderón frente a los caciques locales a quienes protegió y
defendió a lo largo de su espuriato.
Más tarde,
el repugnante sujeto del PRD apodado El Chuchobsceno hizo un berrinche y cuestionó duramente a los chicos de la prensa
porque lo acusaron de mentiroso.
Se armó una pequeña escaramuza que subió de tono poco a
poco, y éstos, prudente y dignamente prefirieron abandonar el lugar (mandar
al carajo a los dizque ofendidos, en buen español).
La revista
Proceso en su edición electrónica del 5 de junio de 2013 da cuenta del
incidente en una nota a la que se puede acceder picando aquí.
Altamente
recomendables son los comentarios de los lectores en la parte
inferior de su texto. No dejan lugar a dudas sobre la aversión clamorosa que concitan entre los ciudadanos estos dos personajes, ejemplos rampantes de la indecencia, truhanería y
miseria moral con que la clase política totonaca -hoy encumbrada y henchida de
soberbia- ahoga y envilece a nuestro país.
El comité de comunicaciones y solfeo de esta casa se abstiene de hacer públicas las opiniones de sus parroquianos sobre el acontecimiento, no porque sean harto escandalosas y altisonantes, sino porque los individuos aludidos no nos simpatizan en absoluto. Preferimos historias y personajes de mayor chispa y comicidad.
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