sábado, agosto 31, 2013



 Esperpentos nacionales...
Maderito: ¡échenles las tanquetas!

 El bajito líder del PAN rebuznó ayer que en Chile se utilizan tanquetas que lanzan chorros de agua para dispersar manifestaciones violentas. 
 Por lo visto la escena de manifestantes barridos es una de sus viñetas mentales favoritas en eso de lo que él entiende por praxis política. Las utilizó intensivasamente el golpista genocida Augusto Pinochet y se siguieron usando en el país del sur durante y después su feroz dictadura. 
 Luego, el llamado “Maderito el chico” se preguntó con su taimado gimoteo de acentos chihuahuenses “por qué en México no hay esos instrumentos contra expresiones colectivas públicas que se han brincado la raya”
 ¿Porqué no las usamos acá?.
 Su profunda retórica nos recuerda la de un merolico y correligionario suyo, de Guanajuato, que ahora anda de emprendedor mariguanero cuya especialidad es precisamente, brincarse la raya en todo lo que dice y hace.
 La máxima dirigencia de la naco burguesía emplumada se lanza y azuza a los canes de la república de Toluca a echarse contra la protesta social del magisterio en rebeldia y lo hace de la manera más fresca y rupestre.
 Sin el menor pudor se suma a la jauría de levanta-cejas, analistas de ocasión y plumíferos a sueldo que ensucian a todas horas las pantallas de TV sembrando frenéticamente toneladas de odio entre la población mexicana, de suyo ya bien anestesiada y predispuesta por los comunicadores Azcárraga y Salinas Pliego...
-Salinas,... Salinas,... dónde,... dónde hemos escuchado ese apellido?-. 
 Nada extraña que a estas alturas de un conflicto, que más que conflicto es una agresión unilateral del gobierno y los poderes fácticos en contra de los derechos de los docentes que trabajan para el gobierno, los voceros de las clases dirigentes más reaccionarias y filo-fascistas se quiten el antifaz y llamen a reprimir a los maestros de la CNTE con tanquetas (por ahora solo con chorros de agua).
Tal es su estilo y así han sido siempre y dondequiera las derechas cerriles que tanto gustan de la violencia cuando ni siquiera hacen uso de la razón.
 Pero lo que es una perla, una fulgurante joya discursiva de este caballero blanquiazul es lo que dijo también sin el menor rastro de verguenza con su vocecita ovi-caprina: que su partido “está dispuesto a defender los derechos laborales, pero no privilegios, la inamovilidad o la permanencia del status quo”.
 Bien recordamos todos los mexicanos cómo este Maderito y su partido el PAN “defendieron” los derechos laborales de los trabajadores mexicanos cuando se aprobó la canallada de la reforma laboral que perpetró el presidente espurio Calderón con el apoyo tumultuoso desde su mismísimo partido.
 Si el hombrecillo chihuahuense y sus encopetadas señoras del partido expresan que ellos no defienden “privilegios”, pues entonces sencillamente no se entiende su doble cara durante los doce años pasados en el poder, frente a los corruptos líderes charros de Pemex, CTM, SNTE, y un interminable cuanto obsceno etcétera, a quienes consintieron y apapacharon hasta el ridículo. 
 ¿Tanquetas? Que traigan las tanquetas chilenas y le echen chorros de agua al nefasto Felipe Calderón que, como los sacerdotes aztecas, apesta a sangre seca y a billetes verdes y goza del privilegio de la impunidad en su exilio dorado de Harvard, o al pillo Moreira que vive como un maharajá las delicias de la suya propia en Barcelona, o a los magnates del Consejo Coordinador Empresarial que no pagan impuestos e imponen presidentes, por citar unos cuantos ejemplos de sucios privilegios que necesitan algo más que chorros de agua para limpiar sus heces putrefactas y los daños que han hecho a nuestro país.
 A este Madero, eminencia declarativa de la ultraderecha más estrecha que hoy tiene a México en la lona, no parece caberle idea de lo que significan los derechos laborales. 
 Mejor dicho, sí que la tiene, pero como ocurre con sus congéneres, se niega por dogma de clase a aceptar hasta la mismísima existencia de ese concepto en la justicia universal. 
 Y no solo eso, sino que confunde mañosamente los derechos laborales de los trabajadores de la educación y los pone al nivel de los privilegios de la convenenciera grey perfumada que profesa la ideología abarrotera del mamar y dar topes. 
 Como diría el clásico operístico: cosí fan tute.

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