Adiós a
Paco de Lucía.
EL REY HA
MUERTO...
El gran maestro de la guitarra flamenca se ha
marchado temprano pero ha dejado una obra inmensa, no tanto por su extensión
física, su número de grabaciones, sus clamorosos conciertos, sino por su legado
cultural, el aire fresco que aportó y por haberla puesto, con singular empaque
y gallardía, en el mapa del mundo.
Paco de Lucía revitaliza la guitarra flamenca
en el último tercio del siglo XX y le imprime bríos insospechados fuera de sus
límites geográficos tradicionales. Con sus dedos y pulso prodigioso y su genial
compás capta la atención de nuevos públicos allende las fronteras de España y
planta su bandera en todos los rincones del planeta.
El arte flamenco, exquisito y recio caudal de
la honda Andalucía que se encontraba trivializado y con severas lesiones a
causa de una mixtificación hollywoodense e irresponsable, desbordada con el
boom turístico de la península ibérica, brota de pronto de las cuerdas de la
sonanta de Paco y se yergue ante la basura y la ordinariez que imperaba y
contra la que luchaban otros artistas de la guitarra empeñados en conservar la
pureza de la expresión flamenca. Ahí estaban todavía Sabicas, el Niño Ricardo y
Diego del Gastor, Parilla de Jerez, Marchena, los Habichuela, Paco Peña, Manuel
Morao y muchos viejos maestros.
Con la irrupción de Paco de Lucía –alumno
talentoso que se nutre de la sabia savia de todos ellos- surge también la obra
genial y extensísima de Manolo Sanlúcar quién siguió los mismos caminos de
aquél y si bien, no es de menos kilates pero menos conocida, allí queda
igualmente, haciendo que recordemos, si vale, una anécdota del torero cordobés
el califa Guerrita, personaje dicharachero y folclórico al que, cuando le
preguntaron quién era el segundo mejor torero del mundo en su época, contestó
displicente y jaquetón:
--Después de mí,... naiden.
--Y después de naiden, maestro?
--Después de naiden...Fuentes.
Para ser justos, el segundo de Lucía en la
guitarra no ha sido precisamente Sanlúcar, como lo había sido el fino diestro
sevillano Antonio Fuentes del coloso Guerrita en el toreo; han sido varios,
muchos los tocaores que merecen ocupar el sitial de honor.
Después de Paco y de Manolo Sanlúcar
aparecieron -y algunos aún irradian su luz maravillosa-, Carrasco, Riqueni,
varios más de la dinastía de los Habichuelas, Vicente Amigo y una pléyade
generosa y variada de guitarristas flamencos de enorme talento que sería larga
de enumerar aquí.
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Paco y Tomatito: dos colosos. |
Pero de todos ellos, considerando la partida no
hace mucho de Eduardo el de la Malena y del entrañable y gitanísimo Moraíto
Chico, brilla hoy como un astro sin segundo en el firmamento cupular de la
guitarra flamenca el inconmensurable Tomatito (José Fernández Torres, Almería,
1958), ilustre tocaor que fue –valga otra anecdóta- el último que acompañó al
cante en sus discos y presentaciones al famoso cantaor Camarón de la Isla, de
quien Paco de Lucía había sido el primero, en los inicios de ambos allá por los
años setentas, además de su inseparable amigo de toda la vida.
Honor a quien honor merece. No somos pocos los
aficionados veteranos que nos atrevemos a afirmar que es a “Tomate” a quien
corresponde ocupar esa codiciada y dignísima silla flamenca. Tal era, ni más ni
menos, el trono soberano del Rey de Algeciras que ha muerto hace un par de días
en nuestra Playa del Carmen.
--El Rey ha muerto; viva el Rey.
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Imágen: óleo de Fabián Pérez.