sábado, enero 29, 2011


Más sobre bacines...
Modas que van y vienen.

En la entrada anterior hablábamos de la candidatura al premio Bacinica de Oro 2011 que, si el tiempo y las circunstancias no lo impiden, entregaremos en fulgurante y suntuosa ceremonia a su agraciado merecedor, según lo designe el jurado de lujo que se encargará de las arduas tareas de escrutinio de candidaturas y premiación correspondientes.
Se trata asimismo de hacer una humilde contribución temática para revalorar un adminículo que la civilización del siglo 21 (y ya desde el 20) ha condenado si piedad al rincón del olvido, pero que tiene un encanto natural que nadie osa poner en duda: es fuente de jocosas y hasta profundas cavilaciones y trances místicos entre personas que lo conocen o lo han usado, o simplemente han oído hablar de él a sus mayores, y es recurso (negado y despreciado por la hipocresía ranchera) de sofisticadas reflexiones y arrobos filosóficos de pensadores, vagos, bohemios, poetas, licenciados y crápulas de toda laya.
El genial e inolvidable escritor y barbaján Ricardo Garibay, por ejemplo, decía muy serio que en sus tiempos de juventud no había conversación que se preciara si en ella no se hablase con largueza y profusión de bacinicas o de pericos.
Un amigo de esta casa nos refería que, en su juventud, -por cierto, muy entregada a las delicias de Baco- en la pensión de estudiantes donde vivía, no faltaba la presencia del cantarín depósito debajo de las camas y que, cuando él llegaba a deshoras y en estado bamboleante a rendir la mona, invariablemente y sin proponérselo pateaba su bacín, haciendo un escándalo mayúsculo que despertaba violentamente al resto de los huéspedes, cuando no metía un pié y se resbalaba, ocasionando fenomenal estrépito al dar con su etilizada humanidad en el piso de la habitación.
Así pues, cada quién tiene su historia personal en torno a la humilde taza de peltre que, como los profetas callejeros, ha sido sistemáticamente escarnecida o vilipendiada por las buenas conciencias, desde Guanajuato y San Goloteo en el bajío persignado, hasta Tizimín y Chuburná, en la querida península de Yucatán.
Bueno, pero lo que en realidad queríamos poner en relieve en esta entrada es que, de pronto, la bacinica se ha puesto de moda entre los parroquianos de La Virtud.
Mírenlos ustedes, felices y orgullosos de imponer nuevas costumbres a la sociedad, mostrando al mundo sus hermosas nicas durante una sesión de degustación de neutle que tuvo lugar recientemente en una accesoria de la vecindad llamada “del Peine Perdido”, sita aquí a la vuelta, al lado de la mercería de Toña.
Ahora, en La Virtud, muchos parroquianos piden su curado y su tlachicotón servido en un bacín.
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Imagen tomada de la asturianísima e interesante galería de Von Aisaider en flickr.com, a quien enviamos un saludo.

3 comentarios:

Xavier González Fisher dijo...

Pues si ya se reciben postulaciones, yo propongo a don Beto, pero que la de él, se la otorguen debidamente desinfectada en innumerables baños de ácido úrico...

Anónimo dijo...

Gracias, Maese, por vuestro voto.
Al parecer, según van los nomios, el gran premio será indiscutiblemente y por aclamación multitudinaria para el monseñor

Xavier González Fisher dijo...

¡Pido mano en la desinfectada...!