lunes, septiembre 16, 2013


 Día de campo romántico.
(refinado y no briago como el anterior)

Rudolf Alfred Hoger, artista plástico alemán, pintó esta obra con el mismo tema de la entrada anterior: un alegre día de campo en un bonito prado, enmedio del el frescor de la naturaleza.
En esta escena, algo bohemia sin duda, pero al contrario que en la fotografía de abajo, reinan la moderación, el buen gusto y el recato de los alegres jóvenes europeos a quienes al parecer solo les bastan un par de botellas de vino blanco para poner algo de chispa y entonación en el sano espíritu de sarao campestre.
  --¡Qué diferencia! -exclama  la señora Chacharelli cuando se presenta en "La Virtud" para llevarse su cubeta de pulque y darle mate en su zapatería el sábado por la tarde.
Mientras le surten su pedido, desde el ventanuco del departamento de damas nos observa colgar la pintura en el muro.
  --¡Qué diferencia de día de campo!, muchachos...repite, complacida.
Instantes después, cuando se aleja feliz por la acera con su cargamento, los ecos de la voz aristocrática -totalmente Polanco- de la señora se quedan por un rato en el salón y en su atmósfera persisten sutiles fragancias de Madame Rochas.

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